sábado, 2 de febrero de 2008
Chile debe actuar con audacia para avanzar en la dirección que lo ha hecho Japón en los últimos cincuenta años
Santiago | 31/01/2008 | Presidencia |
Al momento de publicarse este artículo aún me encontraré en Japón, donde estoy desde el fin de semana pasado encabezando una delegación del Senado compuesta además por los senadores Carlos Ominami, Carlos Bianchi y Hosaín Sabag. También estaba prevista la presencia de Alberto Espina, quien por motivos personales no pudo acompañarnos.
Durante esta visita tuve la oportunidad de reunirme con importantes autoridades japonesas. Es así como fui recibido por sus Majestades Imperiales, el Emperador Akihito y la Emperatriz Michiko. Asimismo, junto con el resto de los senadores integrantes de la comitiva sostuvimos entrevistas y sesiones de trabajo con los ministros de Relaciones Exteriores; Economía, Comercio e Industria; y de Asuntos Internos y Comunicaciones; con el presidente de la Cámara de Representantes; con el presidente de la Cámara de Consejeros; y con nuestros pares nipones del Grupo Parlamentario de Amistad con Japón.
En cada una de ellas hubo coincidencia acerca del excelente nivel en que se encuentran las relaciones entre ambas naciones, las que ya tienen 110 años de existencia y que el año pasado vivieron un acontecimiento histórico como fue la suscripción del Tratado de Libre Comercio, el que a pesar de llevar apenas cinco meses vigente, ya muestra un significativo impacto principalmente en el ámbito comercial.
Pero más allá de este hito, desde hace varios años que Chile y Japón tienen una relación bilateral activa, diversificada y de alto perfil. En ello, sin duda que ha influido la solidez de nuestras economías, y la estabilidad política, cultural y social que exhiben los dos países, pero por sobre todo la estratégica ubicación geográfica de uno y otro en la ribera opuesta del Pacífico. Para Japón, nuestro país es una puerta de entrada para Latinoamérica, mientras que para nosotros Japón fue un factor decisivo a la hora de ingresar a los mercados asiáticos.
Al respecto, es necesario destacar que hoy en la región sólo Brasil tiene un intercambio comercial con Japón superior a Chile, lo que no deja de ser significativo si consideramos que nuestro país nunca recibió una corriente de inmigración japonesa como fue el caso del mismo Brasil, Perú y México.
Para nadie es un misterio que Japón alcanzó en la segunda mitad del siglo XX un nivel de desarrollo espectacular y, muy especialmente, su inagotable capacidad tecnológica es admirada en todo el mundo, y constituye un ejemplo en el cual hay muchas lecciones de las que podemos y debemos aprender.
Por eso, más allá de las actividades políticas y protocolares que hemos sostenido en estos días, nuestra presencia en este país también ha tenido por finalidad visitar varias empresas de renombre mundial dedicadas a proyectos de innovación tecnológica y de energías renovables.
Es así como visitamos el Instituto Tecnológico de NHK, que es la sede de la Corporación Emisora de Japón de radio y televisión. En ese lugar, pudimos conocer el modelo de televisión digital nipón, que es una de los tres sistemas que podría adoptar nuestro país y cuya decisión dará a conocer el Gobierno en el transcurso de este año.
También tuvimos la oportunidad de conocer las instalaciones del Panasonic Center, una de las compañías electrónicas más importantes del mundo, y sostuvimos una entrevista con los ejecutivos de la empresa Mitsubishi Materials Corporation, en la que abordamos el tema de la energía geotérmica, cuyo desarrollo, junto a otras energías renovables no convencionales, dentro de poco va a comenzar a cobrar importancia en nuestra matriz energética. Por último, estuvimos en el Museo Científico de la Compañía Eléctrica de Chubu y en la planta de la compañía Toyota Motor Corporation, entre otras actividades.
En definitiva, esta visita a Japón nos ha permitido conocer en terreno el espectacular crecimiento alcanzado por este país, fundamentalmente en áreas en las que nosotros aún somos deficitarios como es la innovación y el desarrollo científico tecnológico, y en la utilización de fuentes energéticas alternativas que pueden aportar mayor autonomía y diversidad a nuestra matriz.
Por el bien de Chile, espero que en el futuro próximo tengamos la audacia y la disposición de avanzar en la dirección que lo ha hecho Japón.
Por Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Presidente del Senado
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