domingo, 27 de enero de 2008
ELECCIONES U.S.A.
Si algo ha quedado en claro de la confusión electoral en que se han convertido las elecciones presidenciales en los Estados Unidos de este año, es el poco conocimiento que existe en Europa sobre el sistema federal americano, no solamente entre la población en general sino también entre sus periodistas, incluyendo a corresponsales de prensa acreditados en Washington. Quizás el único país europeo donde entienden algo es el Reino Unido tan acostumbrado a su sistema electoral mayoritario. Allí las elecciones parlamentarios se resuelven en circunscripciones (distritos electorales) de más o menos igual número de habitantes (con diferencias porcentuales insignificantes) y por mayoría simple; o sea el que obtenga mas votos se gana el escaño. Allí también entienden y aceptan que el partido ganador en escaños pudiese - en casos excepcionales- obtener menos votos populares que el partido que haya perdido las elecciones si el partido mayoritario hubiese ganado sus escaños con márgenes mucho más pequeños que el partido minoritario los suyos.
Siendo los Estados Unidos un país de orígenes anglosajones, no es sorprendente que su sistema electoral sea parecido al británico, solamente más complejo y extenso por haber sido adaptado a una República Federal. Para aclarar los conceptos no estaría de más explicar como funciona el sistema político americano en términos generales.
La Cámara de Diputados consiste de 435 Congresistas elegidos por 2 años y adjudicados proporcionalmente a los 50 Estados. Con una población de (grosso modo) 270 millones, a cada Estado le corresponde un Congresista por cada 625.000 habitantes con la previsión de que Estados con poblaciones inferiores a este número tendrán derecho de todos formas a uno. Cada Estado esta dividido en tantos distritos electorales como el número de Congresistas que le corresponde y los limites de estos distritos son regularmente redefinidos para garantizar la proporcionalidad de su población.
El Senado consiste de 100 Senadores a 2 por Estado. Los senadores son elegidos por un mandato de 6 años de forma escalada y cada 2 años termina el mandato de un tercio (34,33 y 33 según el año) de ellos y habrá las elecciones correspondientes. Como vemos este sistema no es de ninguna forma proporcional; los Estados - sean grandes o pequeños- tienen todos la misma representación senatoria, ya que en una República FEDERAL cada Estado tiene que tener las mismas prerrogativas en un Senado que es la Cámara Federal por excelencia.
Según la fecha de su primer nombramiento se usa los términos "senior" (el más antiguo) y "junior" (el más reciente) para los dos Senadores del mismo Estado. Estos términos no se usan como meros "apodos", al contrario ya que el Senado funciona según un rígido criterio de antigüedad. Todos los puestos más importantes del Senado como presidencias de las comisiones, jefes de las mayorías y minorías senatoriales, portavoces etc., corresponden por derecho a los Senadores más antiguos, siendo la única excepción el puesto de Presidente del Senado que corresponde al vicepresidente de la República. Este sistema tiene resultados curiosos; ya que la antigüedad es tan importante hay una tendencia en los estados pequeños -y poco significantes- de reelegir sus senadores una y otra vez - por encima de consideraciones partidistas- para de esta forma aprovecharse del enorme poder que, con el tiempo, pueden acumular. Hay senadores que de esta forma han sido reelegidos hasta 7 veces (42 años de mandato) y que aguantan en el puesto hasta su muerte para dar a su "junior" la oportunidad de acumular a su vez altas cuotas de poder. Un auténtico caciquismo parlamentario.
El Colegio Electoral (para la elección indirecta del Presidente) de cuya existencia la mayoría de los Europeos (y hasta Norteamericanos) se han enterado únicamente por el virtual empate en las elecciones presidenciales actuales, consiste de la suma del número de Congresistas y Senadores (435+100=535) más 3 que corresponden al Distrito de Colombia (Distrito Federal, Washington DC) dando un total de 538, del cual un Candidato a la Presidencia debe obtener la mitad más uno (270) para convertirse en Presidente Electo. Hasta aquí todo bien, pero lo que aparentemente cuesta entender es que este Colegio Electoral es verdaderamente la suma de la suma del número de Congresistas y Senadores (Votos Electorales) de cada estado (más los 3 de Washington DC) y que la elección del Presidente no es una elección nacional sino federal, o sea que 50 estados (más Washington DC) eligen cada uno su Candidato a la Presidencia por un sistema mayoritario en donde el ganador se lleva todo*(vea nota a pie) como en cualquier elección por mayoría simple. Tengo que explicar que si hablo del número de Congresistas y Senadores quiero decir exactamente esto y no que los Congresistas y Senadores como tales forman parte del Colegio Electoral. Los Votos Electorales de cada Estado son representados por compromisarios nombrados por el Estado y que tienen la obligación moral (sic) de votar a favor del Candidato respaldado por su Estado.
La controversia sobre voto popular versus votos electorales no tiene ningún sentido dentro de la Constitución americana. En términos legales no hay tal voto popular nacional, solamente existe el voto popular estatal (en 50 estados) y el voto popular del Distrito de Colombia. Sumar todos estos votos da indudablemente "un voto popular nacional" pero esta cifra es totalmente extraoficial y no tiene el más mínimo valor legal.
Si no hubiera sido por lo apretado de los resultados electorales en Florida combinado con el indudable problema del diseño de las papeletas, la polémica no hubiera existido y la mayoría de los europeos no se hubieron enterado ni siquiera de la existencia de los votos electorales.
Para gente acostumbrada a un sistema electoral totalmente (Holanda) o parcialmente (España) proporcional, el sistema electoral mayoritario le parece injusto y el suyo infinitamente superior; una opinión tan subjetiva como considerar la propia lengua más hermosa, más expresiva y más culta que cualquier otra. Todo sistema electoral tiene sus ventajas y desventajas (como las lenguas) y ninguno es inherentemente superior a otro; ¡diferente sí!. Tan diferente como la misma cultura política. Estados Unidos es una nación electiva por naturaleza; muchísimos puestos que en Europa son de nombramiento administrativo en Estados Unidos son electivos, desde el Sherrif de un condado, el Jefe de Policía en muchas ciudades, jueces estatales y municipales, fiscales, consejeros de la Junta de Educación ambos en el ámbito estatal y condal etc. etc. Hasta tal punto es todo electivo que hay una expresión americana, sarcástica y exagerada, para denigrar la capacidad de un candidato, diciendo más o menos lo siguiente: "A este no lo elegirían ni para perrero". Todo esto se remonta a los orígenes mismos de la Independencia cuando todo el mundo tenía que exponerse al escrutinio popular. Este sistema, aparentemente tan democrático, no solamente ha dado lugar a cantidades industriales de jueces, fiscales, sherrifs etc. muy buenos en relaciones públicas pero totalmente ineptos en sus cometidos, sino además explica la profunda corrupción política existente. El enorme costo de las campañas electorales de los candidatos a la Presidencia, al Senado, a la Cámara de Diputados, a Gobernador, hasta al puesto del más insignificante sherrif del condado más remoto, resulta en que todos los ganadores sin excepción deben su puesto a los grupos que les han patrocinado y financiado. Al lado de tanta financiación - en gran parte subterránea e ilegal - lo de Filesa parece un auténtico juego de niños. El tufo de la corrupción es tal que en muchos condados las acusaciones de pucherazos electorales dan habitualmente lugar a recuentos y acciones judiciales. Esto puede sorprender a muchos, pero esta ratificado por miles de libros y centenares de películas publicados y estrenados desde principios de siglo. Mario Puzo - el autor de "El Padrino"- publicó en los años 60 un articulo irónico con el título de "Como el crimen mantiene próspero al país", donde expone la "teoría" de que gracias a la corrupción, millones de funcionarios, contables, policías y otros trabajadores mal pagados podían pagar sus hipotecas, comprar sus coches y enviar sus hijos a buenos colegios y que sin este "consumo" la economía se hubiera hundida hace ya años. Si bien es verdad que el sistema político facilite la corrupción, tampoco hay que exagerar, en todas partes cuecen habas, si no mire Italia donde según los últimos estudios el 15% del PNB esta controlado directamente por la "Mafia".
Como hemos visto no hay nada nuevo bajo el sol. Hasta ahora nunca hubo problemas cruciales de recuento en las elecciones presidenciales (por lo menos en este siglo) pero sí en multitud de elecciones a niveles más bajos. Esto no implica que haya que cambiar el sistema sino que hay que modernizarlo. Cambiar de un sistema indirecto de Votos Electorales a uno directo de votos populares es totalmente imposible ya que el cambio constitucional necesario exigiría la mayoría de dos tercios de las cámaras legislativas y una posterior ratificación de tres cuartos de los Estados. Una tarea tan ardua e imposible que ningún político perdería su tiempo en intentarlo. Especialmente los estados pequeños estarían en contra por que el sistema vigente les favorece notablemente y obliga a los candidatos a prestarles mucho más atención de lo que estarían dispuestos a hacer si el sistema fuese de elección directa. De todas formas hay que decir que lo único malo del sistema actual es que sea poco equitativo y que supervalore el voto y la importancia de los estados pequeños. Tomamos como ejemplo tres de los estados menos poblados de la Unión: las dos Dakotas y Wyoming. Los tres tienen menos de 625.000 habitantes cada uno y por lo tanto cada estado es una circunscripción única con derecho a elegir un único Congresista. Al mismo tiempo tienen, por el hecho de ser estados, derecho a elegir 2 senadores. El resultado es que cada uno de estos tres estados representa 3 Votos Electorales sobrevaluando su importancia proporcional en un 200%. No hay nada sorprendente en esto, lo mismo ocurra en España en donde la provincia menos poblada, Soria - con 90.000 habitantes- elige tres escaños para el Congreso de Diputados cuando por población - o sea proporcionalmente- le correspondería escasamente uno (vea: Reforma del sistema electoral). En el caso americano el sistema sería completamente equitativo si los Votos Electorales de cada estado fuesen iguales a su número de Congresistas, o sea un Colegio Electoral de 438 compromisarios (435 más 3 del distrito de Colombia) en vez de 538. Cada Voto Electoral correspondería entonces a 625.000 habitantes, el único criterio aplicable. Si el sistema adaptada de esta forma hubiera existido durante las elecciones actuales estas ya hubieron sido decidido a favor de Al Gore, faltándole solamente 3 VE con 3 estados (Florida, Oregon y Wisconsin) todavía sin resultados definitivos, pero con suficiente ventaja para Gore en dos. Por equitativo o razonable que pueda parecer esta sugerencia hay que aceptar que habrá pocas probabilidades que los senadores estarán dispuestos a dejarse "ningunear" de esta forma por muy indirecta que sea.
Lo que sí puede hacerse sin ningún problema es aprobar una Ley Federal que obliga a todos los estados y condados usar una papeleta de voto uniforme para todos los procesos electivos que no exija perforaciones de ningún tipo. Que a estas alturas hay que hablar de "chads" (restos de papel adheridos a una mala perforación y imposibilitando su lectura por máquina; máquinas por cierto pre-diluvianas) parece una broma de mal gusto.
La solución es bastante fácil en un sistema bipartidista casi perfecto; en todas elecciones sean de ámbito zonal, condal, urbano, de circunscripción o estatal, solamente hay que hacer 3 papeletas, uno para cada uno de los contrincantes principales (con su nombre- y hasta su fotografía- y el nombre y emblema del partido que representa) y una tercera con todos los demás candidatos. Una vez separadas las 2 principales papeletas estas pueden ser contados con las mismas máquinas que los bancos usan para contar billetes, lo que permite dar resultados fiables en cuestión de horas. Las terceras pueden ser contadas posteriormente con toda comodidad ya que no influyen nunca (o casi nunca; hay algunas ocasiones donde sale elegido un independiente) en el resultado final. Este sistema, además de su simpleza, tiene la ventaja que - incluyendo la fotografía del candidato y el emblema de su partido- ni los analfabetas funcionales se podrán equivocar.
*Nota de pie: Hay dos excepciones a esta regla: los estados de Maine y Nebraska. Por ejemplo, en Maine, un Estado con 4 Votos Electorales (2 Senadores, 2 Congresistas y por lo tanto dos distritos electorales) la elección no se hace en el ámbito estatal sino en el ámbito de distrito, dando al ganador de cada distrito un Voto Electoral y 2 al ganador del voto popular en todo el Estado. Es entonces posible- en elecciones muy reñidas- que el ganador solamente se lleva 3 de los 4 Votos Electorales y el perdedor el restante.
fuente : google
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